El Lean Thinking se basa en hacer más con menos. Esto significa que se deberá aportar más valor al producto elaborado utilizando los menos recursos posibles y que a su vez afecte positivamente a los clientes. Para conseguir, los proyectos emprendedores así como las startups deberán utilizar una serie de métodos y herramientas para realizar una gestión más efectiva eliminando por tanto los despilfarros innecesarios debido a que no añaden valor al producto o servicio. Tan solo mejorando el rendimiento de los recursos humanos así como la eficacia de los procesos automáticos se logrará aumentar la eficacia en la fase de producción por lo que los clientes obtendrán un producto o servicio de mayor calidad que les será entregado lo antes posible.
Este método de gestión debe analizar el flujo de valor de forma que averigüe cuál es el proceso que no aporta nada a su producto. Para ello deberá separar los procesos en tres tipos: los procesos que generan valor; los procesos que no generan valor, pero que son necesarios; Y por último, los que no aportan valor y por tanto, los que se deben eliminar. Otros aspectos básicos del que se deben tener en cuanto a la hora de aplicar el Lean Thinking son:
- Se deberán detectar y solucionar los problemas en su origen de forma que se obtenga una excelente calidad a la primera. De lo contario, si no se soluciona el problema lo iremos arrastrando en todo el proceso de producción.
- Hay que conseguir una mejora continuada reduciendo los costes, mejorando la calidad, aumentando la productividad o realizando mejores prácticas, entre otros aspectos.
- Es fundamental minimizar el despilfarro, es decir, todas aquellas actividades que no añadan valor a nuestro producto o servicio. Por tanto, es esencial la optimización del uso de los recursos escasos.
- El cliente será el encargado de mover la producción, es decir, los consumidores serán quienes pase a definir el flujo de valor. De esta forma, se eliminarán los grandes stocks por lo que se generarán bajos costos por inventarios así como un bajo riesgo por obsolescencia del producto. Es importante que exista una excelente comunicación entre el punto de venta y la empresa fabricante del producto o servicio.
- Otro aspecto importante es la flexibilidad a la hora de producir ya que se debe fabricar de una manera más rápida, pero sin sacrificar la calidad del producto o servicio.
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